¿eS BuEnO El dEPortË?

por fin, papá y mamá se han apuntado los dos a un gimnasio de esos para hacer mucho ejercicio y ponerte fuerte sin tener que comer espinacas. mamá se ha apuntado a una cosa que se llama batuka latin box, y papá va a estar todo el rato con las máquinas, que a mí me suena raro, porque ya tenemos máquinas en casa, y no veo que la lavadora o el tostador sirvan para ponerse fuerte.

aunque a mí sólo me compraron un chándal y unas zapatillas para la gimnasia del cole, papá y mamá necesitan muchas más cosas, porque cuando te haces mayor, todo se complica y se vuelve raro. así que decidieron que había que ir al petathlon, que es un sitio muy grande donde sólo hay ropa y cosas para hacer deporte. que a lo mejor sólo de verlo ya te cansas. lo que pasa es que el coche estaba malito en el taller, y llevaba allí una semana. y ya habían empezado las clases en el gimnasio y no podían ir porque no tenían cosas nuevas compradas.

así que decidieron ir al petathlon en transporte público. mamá y papá llamaron al petathlon y les dijeron que se llegaba en un autobús que salía desde una plaza muy grande. ¡qué guay, iba a ir en metro y en autobús!

cuando llegamos al metro, todo era grande y molaba un montón, con tantas escaleras, con poca luz, como tenebroso, y todo con pintadas. todo como en los videojuegos de peleas y los videos de cantantes. lo que no moló tanto fueron los vagones. aunque eran muy bonitos, iban llenos de gente. como yo soy pequeñita y por eso soy bajita, me llegaba la nariz al culo de la gente, que me apretaban entre ellos. jopé, y algunos olían fatal, como a pedo fermentado. yo empecé a rezar mucho, como me había enseñado la abuela, para que a alguno de aquellos señores tan altos o de aquellas señoras tan perfumadas, no se tiraran un pedo hasta que yo saliera del vagón. además, había un señor que estaba sudando mucho y tenía la camisa mojada, y me rozaba la cara con ella. y encima, no podía pedirles ayuda a papá y a mamá, porque estaban igual que yo, sólo que más altos.

justo cuando creía que mi hora final estaba cerca, llegamos a la estación, di gracias al dios ese del que habla la abuelita por protegerme de los malos olores, decidí que el metro realmente no molaba tanto, y que el señor alcalde de madrid no viajaba mucho en él, y por eso siempre dice siempre en sus anuncios que el metro es genial, lo más de lo más.

cuando subimos a la calle, había un montón de autobuses ahí. papá decía que teníamos que coger el 45g. así que fuimos, esperamos mucho tiempo y, cuando llegó el bus, mamá preguntó al señor autobusero. y el señor autobusero le dijo que ese no pasaba por allí, que pasaban el 78h, 789k o el 32j, pero que no sabía de dónde salían. tampoco le debía de importar mucho, porque debía de estar muy ocupado intentando quitarse la cera de la oreja que se acaba de quitar. era un poco guarro, pero yo lo entiendo, que la cera esa se pega a todas partes y es muy molesta.

así que después de hablar con el señor ese, nos cruzamos toda la plaza para un lado y para otro, buscando alguno de los números esos. vimos uno, y esperamos otro montón de tiempo más a que llegara el bus correspondiente. cuando llegó el bus y abrió las puertas, salió un olor muy pero que muy raro, como al de los cigarros que fuman a veces papá y mamá, que les hacen reirse y decir tonterías como si fueran más pequeños que yo (una vez, incluso les pillé haciendo guarrerías). seguro que ese autbús tenía que ir al petathlon. mamá volvió a preguntar, y el conductor le dijo que no, que el 32 j no pasaba por allí, pero que el 789k y el 78h sí. el señor estaba muy serio, pero detrás de él había una chica que se estaba partiendo y haciéndole cosquillas en la calva al autobusero, como si todo tuviera mucha gracia. en fin, que como el 789k lo habíamos visto por ahí, fuimos a mirar.

y nos volvimos a cruzar la plaza de un lado a otro buscando el número ese. cuando le encontramos, y esperamos mucho tiempo más, mamá volvió a preguntar. papá estaba empezando a resoplar como los toros, y a hacer el mismo ruido que cuando se le cuelga el güindous. esta vez el conductor le dijo que sí (que sí, le dijo que sí), pero que eso era lo que decía la gente, que el no lo sabía.

guau, eso era demasiado, así que también existen las leyendas misteriosas en el transporte público. tendría que hacer la ruta alguna vez con mis amigos bb kings para desentrañar el misterio. pero la cosa no acabó ahí, sino que nombró al famoso 78h.

nos recorrimos la plaza dos veces más, buscando al 78h. mamá se había despeinado y se le estaba empezando a correr el rimel, lo cual es mala señal. papá ya parecía un señor macarra de lo enfadado que estaba. mamá al final pensó que podría preguntar en unas taquillas que habíamos visto y que ponía infromación. estaban al final de la plaza, así que nos la volvimos a cruzar de nuevo.

cuando llegamos, volvió a preguntar mamá por el autobús que pasaba por el petahlon, a un señor que parecía estar hibernando, como los ordenadores, porque mamá tuvo que preguntarle tres veces antes de que reaccionara. el señor de información dijo que el autobús que pasaba por el petathlon era... ¡sí, el 78h! mamá, aprovechando que el señor había deshibernado y estaba activo, fue más allá, y le preguntó que dónde estaba la parada del 78h. pero claro, el señor de información tampoco supo.

¡guau, no sólo hay leyendas misteriosas en el transporte público, sino que además hay autobuses fantasma! seguro que el que lo encuentre y lo coja, no vivirá para contarlo. el señor no lo dijo, pero, claro, a lo mejor no quería que nos asustáramos.

yo creo que hicimos mucho ejercicio paseando por la plaza tantas veces, y volví muy contenta, pero mamá y papá no. encima que había misterios y todo. no hay quien los entienda.